Todo el quién es quién de la alta tecnología estadounidense estaba este miércoles en el Capitolio en Washington. Por primera vez, los grandes pesos pesados del sector, desde el consejero delegado de Tesla Elon Musk al de Meta (Facebook), Mark Zuckerberg, pasando por el líder de Alphabet (Google) Sundar Pichai, y el fundador de Microsoft Bill Gates, comparecían como grupo en el Senado. El motivo, participar con sus sugerencias en una sesión a puerta cerrada sobre una de las cuestiones más candentes del momento: la regulación de la inteligencia artificial. Un objetivo con el que todos están de acuerdo. Las diferencias están en cómo, y hasta qué punto, hacerlo. Algo sí parece claro: no hay muchos entusiastas del modelo europeo.
Elon Musk a su llegada al Senado. JULIA NIKHINSON (REUTERS)
Que la veintena de ejecutivos, cuyas cuentas de resultados conjuntas superan el PIB de unos cuantos países, acudieran a la convocatoria lanzada por el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, ya apunta a la importancia del asunto. Varios de ellos se han pronunciado en diversas ocasiones en favor de medidas de control para un área sobre la que llueven las inversiones y que ha despertado un enorme interés en toda la sociedad desde el lanzamiento del chatbot ChatGPT hace menos de un año.
“Es importante que tengamos un árbitro”, declaraba Musk a la prensa a su salida de la reunión, donde describió esta tecnología como “un arma de doble filo”. La figura de un regulador —apuntaba— es necesaria “para garantizar que las empresas toman medidas que sea seguras y que beneficien al público”. Zuckerberg, por su parte, apuntó que “es mejor que quienes fijen los estándares sean las empresas estadounidenses que pueden colaborar con nuestro gobierno para dar forma a estos modelos en asuntos importantes”.
Schumer aspira a aprobar legislación a lo largo del año próximo —antes de las presidenciales de noviembre, para evitar posibles injerencias de esta tecnología en el proceso electoral— que permita, por un lado, incentivar el rápido desarrollo de la inteligencia artificial y recibir sus beneficios. Y que, por otro, ponga freno a los peligros que plantea este sector antes de que su incorporación plena a la vida diaria sea un hecho consumado. Los legisladores aspiran a controlar riesgos como la injerencia electoral, la difusión de información falsa o el ataque a infraestructuras clave.
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La idea es evitar que se repita lo ocurrido con otros sectores tecnológicos como las redes sociales, a las que se permitió expandirse sin regulación. Ahora, ya convertidas en herramientas de uso habitual entre la población, acarrean toda una serie de problemas —difusión de noticias falsas y contenido dañino, acusaciones de fomentar problemas de salud mental entre adolescentes y niños— pero se han demostrado complicadas a la hora de ponerles cortapisas en Estados Unidos. Numerosos intentos en el Congreso estadounidense de sacar adelante proyectos de ley que las limiten han acabado quedando en nada, al menos por el momento. En parte, por las presiones de las poderosas compañías tecnológicas, y en parte por los desacuerdos entre los propios legisladores.
En esta ocasión, está por ver si los congresistas tienen finalmente éxito. El senador por Nueva Jersey Cory Booker indicaba que en el foro todos los participantes han estado de acuerdo que “el gobierno tiene un papel regulador”. Pero también matizaba que redactar un proyecto de ley que salga adelante representará un desafío.
La regulación de la inteligencia artificial, apuntaba el propio Schumer en vísperas de la sesión en una entrevista para la agencia AP, será “uno de los asuntos más difíciles que podamos atajar nunca”. Ello por su complejidad tecnológica, sus constantes cambios y por su “enorme, amplio impacto en todo el mundo”.
“Hoy comenzamos un cometido enorme, complejo y fundamental: crear una base para una política sobre inteligencia artificial que cuente con el respaldo de los dos partidos (el Demócrata y el Republicano) y que el Congreso pueda aprobar”, declaraba Schumer en su discurso de apertura de la sesión. “El Congreso debe desempeñar un papel, porque sin el Congreso no sacaremos el máximo rendimiento a la inteligencia artificial ni reduciremos sus riesgos”.
Más tarde dejaba claro que entre sus ideas no entra el reproducir el modo de actuar de la UE. “Si se va demasiado rápido, se puede perjudicar a las cosas. La Unión Europea ha ido demasiado rápido”, consideraba, en referencia a la legislación sobre esta tecnología que aprobó el Parlamento Europeo en junio y que está ahora pendiente del visto bueno en el Consejo y de consultas con los 27 países miembros.
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La medida europea sobre inteligencia artificial, la primera del mundo, afecta a cualquier producto o servicio que emplee esas herramientas y los clasifica en cuatro niveles de riesgo, del mínimo al inaceptable. Obliga a dejar claro cuándo se incluye material generado por inteligencia artificial e incluye salvaguardas contra contenido ilícito. Pero en una carta abierta, más de 160 dirigentes de empresas sostienen que el proyecto de ley pone en peligro la competitividad y la soberanía tecnológica de la UE.
Entre los presentes en el Capitolio este miércoles se encontraban, además de los ya mencionados, los consejeros delegados de Nvidia, Jensen Huang; de IBM, Arvind Krishna; de Open AI, Sam Altman, o de Microsoft, Satya Nadella. Junto a ellos, la presidenta de la central sindical AFL-CIO Liz Shuler.
El interés por ChatGPT
La presentación del chatbot ChatGPT hace menos de un año disparó el interés sobre un sector y unas capacidades que hasta poco antes hubieran podido sonar como de ciencia ficción. Estos sistemas de generación de contenido pueden crear imágenes y sonido, programas informáticos o texto indistinguibles de los salidos de una mano humana. Al tiempo que estas herramientas abren enormes posibilidades a las personas y empresas, también generan temor sobre cómo puedan emplearse y su impacto sobre puestos de trabajo existentes, y han suscitado llamamientos a una mayor transparencia sobre su uso.
En marzo, Elon Musk y un grupo de empresarios y expertos en inteligencia artificial habían pedido una pausa de seis meses en el desarrollo de sistemas más potentes que el GPT-4 de Open AI, con el argumento de posibles riesgos para la sociedad. En mayo, Altman advertía en el Congreso que “mi mayor miedo es que esta tecnología salga mal. Y si sale mal, puede salir muy mal”. Ese mismo mes, 350 empresarios y expertos en el sector advertían de que esta tecnología representa un “riesgo de extinción” para la humanidad. George Hinton, uno de los padres de esta tecnología, dejó Google porque cree que estos programas pueden llevarnos al fin de la civilización en cuestión de años. Un informe de la empresa de análisis de mercado Forrester calcula que para 2030 la inteligencia artificial podría sustituir 2,4 millones de puestos de trabajo en Estados Unidos.
No necesariamente los senadores aceptarán todas las sugerencias de los dirigentes tecnológicos. Pero los participantes en la sesión esperaban que el encuentro lleve a una mejor comprensión en el Congreso de las realidades del sector, sus riesgos y sus ventajas, y de qué es lo que se puede hacer.
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Ya se han presentado algunas propuestas concretas, incluido un proyecto de ley que obligaría a incluir advertencias en, por ejemplo, propaganda electoral generada por inteligencia artificial que incluya sonidos o imágenes que puedan inducir a equívocos. Otra iniciativa prevé la creación de un organismo regulador que estudie determinados sistemas de inteligencia artificial antes de adjudicarles una licencia de funcionamiento.
En julio, la Casa Blanca planteó una serie de compromisos voluntarios a las empresas de inteligencia artificial, que buscan garantizar que las capacidades de ese sector no se emplean con fines dañinos. Entre otras cosas, se prevé la obligatoriedad de incluir un sello o una marca de agua en el contenido generado por inteligencia artificial, dada la dificultad —o imposibilidad— de distinguir entre imágenes o texto producidos por estos programas y la realidad. La Casa Blanca también trataba en una orden ejecutiva sobre inteligencia artificial.
El martes, ocho empresas del sector, entre ellas Adobe, IBM y Nvidia, anunciaron su adhesión a los compromisos voluntarios pedidos por la oficina presidencial.
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Hace literalmente solo dos semanas, El Fary y Núñez Feijóo circularon por los chats de España hablando un inglés admirable con su propia voz. Ahora, hace un par de días, Spotify ha anunciado que episodios completos de podcasts en inglés van a estar disponibles doblados en español, francés, alemán. De momento solo hay unos pocos ejemplos de prueba. El escritor israelí Yuval Noah Harari habla un español latino extremadamente fluido. De repente ya hay, para los interesados, una entrevista de 3 horas en español con Harari. Es una prueba que irá a más. Hay un detalle curioso: los capítulos traducidos al español son entre 10 y 30 minutos más largos que el original. Quizá sea por la inteligencia artificial (IA), quizá por la estructura de la lengua.
La novedad de Spotify ya merecía que nos centráramos en el impacto que tendrá en nuestro futuro lingüístico y en el consumo cultural. Pero en los últimos días Amazon, Meta, OpenAI (y pronto Google) también han anunciado o sugerido cambios extraordinarios en cómo viviremos.
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Podcasters – what if I told you could offer your pod to any listener around the world, in their own local language but still keep it in your own voice? That’s the pilot we’re launching @Spotify!
It’s called Voice Translation and using AI, translates podcasts episodes into… pic.twitter.com/kYq0bgxJYq
La IA venía a por nuestros trabajos, pero acabará cambiando parte de nuestras vidas. Estos son solo algunos anuncios de estos días (algunos no son novedades absolutas, sino mejoras): se podrá charlar con ChatGPT, que no será solo un avance respecto a Alexa o Siri, sino que hay quien lo ha probado como terapia (¿o amiga?) para descargar emociones después de un día de trabajo. En el chat de WhatsApp del colegio podrá invocarse la inteligencia artificial para que resuma cientos de mensajes o pedirle un sticker de una bicicleta con las ruedas en forma de corazón y una marmota al manillar para nuestra pareja. Podrá hacerse una foto a las sumas del libro de mates y dará los resultados. Podrán retocarse fotos en el móvil con un nivel hasta ahora reservado a los expertos en Photoshop, y será tan sencillo que lo difícil será encontrarse con fotos originales. También explicará memes o secuencias de imágenes que no son evidentes a ojos humanos. Dentro de WhatsApp podrá tenerse una conversación con preguntas que hasta ahora se las hacíamos a Google: para ello, Meta ha creado incluso chats con famosos que ponen su cara a las IA expertas en recetas, videojuegos, deportes o bromas; parece hasta cursi para esta época.
Son solo algunos ejemplos improvisados. Pero hay más. Meta anunció unas nuevas RayBan con cámaras que podrán mirar un grifo averiado y sugerir cómo repararlo con un vídeo que veremos en las propias gafas. Y, por supuesto, podremos pasear por El Cairo o Shanghai, mirar los carteles de las calles o las cartas de restaurantes y leerlos en español en las gafas. No quedará tanto ya para que esas mismas gafas traduzcan lo que oigan en chino al español en nuestras orejas. Esta semana se ha sabido también que OpenAI está hablando con Jony Ive, célebre colaborador de Steve Jobs en Apple y hoy fuera de la compañía, para crear “el iPhone de la IA”. Y es que el teléfono móvil quizá ya no es el dispositivo con el tamaño y formato más conveniente para este arsenal de opciones nuevas.
Pero ¿y las lenguas?
Tenía preparadas algunas cosillas para comentar el fin de la Torre de Babel con Spotify. Pero ya me parecen hasta secundarias. Es complicado imaginar el ritmo de cambios que traerá la combinación de esas novedades que acabo de enumerar. La cantidad de contenido disponible se va a multiplicar. ¿Por qué no escuchar una guía sobre los rincones de Bangkok o Mindanao escogidos por unos tipos locales muy avispados? ¿Por qué no seguir la NBA escuchando podcasts especializados hechos desde Los Angeles o Milwaukee? ¿Por qué no escuchar, también en nuestra lengua, la última entrevista a cualquier campeón mundial (de ajedrez, de CounterStrike, de minigolf, de bailes de salón)? Claro que en principio no estará todo disponible en todas las lenguas, pero no debería tardar mucho; y el español será una prioridad tras el inglés.
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La supresión de las lenguas para consumir información es una novedad brutal. Pero esa no es la única barrera. A los medios globales, por ejemplo, les cuesta funcionar en otra lengua y fuera de su área de influencia cultural. Los grandes medios anglosajones nunca han trasladado su peso a otras lenguas, aunque su influencia en inglés sea enorme. Pero Hollywood o Netflix sí lo han hecho. Es probable que tutoriales y podcasts también logren más influencia. Es dudoso, sin embargo, que el francés Squeezie o el estadounidense Kai Cenat invadan el terreno de Ibai o Auron. Sí puede que haya trasvases en todas direcciones, y más en el futuro, cuando los directos y el chat puedan ser traducidos a la vez en tiempo real y las máquinas pillen expresiones nuevas. Es difícil imaginar el impacto concreto de esto, pero ya no es utopía.
El incremento de traducciones es tan inminente que ya hay cuentas en X que traducen automáticamente las voces de los vídeos al español con el tono de original. Su nivel de traducción es justito aún, pero este miércoles ya vi un clip de Mark Zuckerberg presentar sus nuevas gafas en un español entendible.
El beneficio de aprender una lengua seguirá ahí, imagino. Yo hablo varias y me ha sido increíblemente útil en mi vida. ¿Será a partir de ahora el mejor modo de emplear horas de aprendizaje? No lo sé.
De un rascacielos a docenas
Ya habíamos comentado que ChatGPT parecía ralentizar su implantación. Quizá era solo mi deseo de entender mejor su adopción. Me equivocaba mucho y poco a la vez: ChatGPT sigue siendo un increíble generador de texto y poco más, pero a su alrededor no para de surgir competencia. Es como si ChatGPT fuera el nuevo rascacielos en la ciudad global con sus 44 pisos y en apenas unos meses se hubieran proyectado por todas partes otros rascacielos de 60 plantas.
Amazon, por ejemplo, acaba de invertir 4.000 millones en Anthropic, los creadores de Claude, uno de los principales competidores de ChatGPT. Para entender mejor las derivadas de la IA tenemos este ejemplo que aparece en el anuncio de ese acuerdo: “Lonely Planet, una célebre editorial de viajes, redujo sus costes de generación de itinerarios en casi un 80 por ciento, después de implementar Claude 2; sintetizando sus décadas de contenido de viajes para ofrecer recomendaciones de viajes coherentes y altamente precisas”.
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Es imposible que todo esto se convierta en cotidiano a la vez. No somos capaces de asumir tanta novedad. Pero irá ocurriendo. Nadie se resistirá a crear stickers inventados, preguntar paridas en el chat grupal o consultar recetas con lo que hay en la nevera en lugar de recurrir a las habituales de internet con ingredientes raros, o a recurrir a las gafas que nos dicen a qué edificio miramos. Mucha gente estará ahora pensando: “Nada, esto me pilla mayor, no es para mí”. Ya, yo también me resistí a los móviles, pero llega un día en que resistirse es la postura irracional: lo nuevo es demasiado útil, divertido o lo tiene el cuñado.
Las nuevas gafas de Meta costarán menos de 300 dólares y estarán a la venta en octubre. Son las Google Glass, sí. pero mucho más chulas. Grabarán y no lo sabremos. En 2014 había pocas cámaras en la calle y hoy la privacidad en público no existe. Si te hurgas la nariz y eres famoso (más en el Congreso) te pueden grabar. Si te caes o chocas o te peleas, es indudable que vas a llegar a internet.
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Desde que las reuniones presenciales pasaron a ser telemáticas, al principio de la pandemia, estas se han convertido en una nueva rutina profesional: más de 200 millones de personas se reunieron al día en Zoom durante el mes de marzo de 2020. La primera impresión que genera una persona en esos encuentros digitales no es la misma que la que de una cita presencial: el fondo de una videollamada, la expresión facial y el género son factores que influyen en la percepción de cuanto de fiable y competente puede ser alguien a través de la pantalla, según explica un estudio que acaba de publicar la revista PLOS ONE.
“Las primeras impresiones se ven afectadas de forma significativa por factores visuales contextuales, por lo que el fondo del vídeo podría influir de manera diferencial en las evaluaciones de las primeras impresiones en comparación con las reuniones en persona”, revela el estudio. Por lo tanto, si la apariencia virtual en una reunión por Zoom o Teams se considera “más importante que la vestimenta”, el fondo de una videollamada se caracteriza por ser el nuevo traje de negocios. En las entrevistas de trabajo, un 97% de solicitantes de empleo se consideran más competentes por acudir vestidos de manera formal y transmitir así capacidad, madurez y éxito.
En el estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Durham (Reino Unido), las 167 personas participantes valoraron la percepción de confianza y competencia de sus compañeros, teniendo en cuenta algunas variables. Durante las videollamadas ficticias, pudieron observar sus rostros masculinos y femeninos con expresiones felices y neutras, superpuestos sobre seis fondos virtuales: unas plantas de interior, una estantería de libros, un salón, una versión borrosa de un salón, una pared en blanco y un fondo novedoso (por ejemplo, una imagen descargada de internet).
Muestra del estudio “Primeras impresiones virtuales: Los fondos de Zoom afectan a los juicios de confianza y competencia”, de la revista PLOS ONE.Cook et al., 2023, PLOS ONE, CC-BY 4.0
Los rostros que contaban con una estantería con libros en el fondo ganaron más puntos de confianza y competencia. Esto se debe a la relación positiva que hay entre la alfabetización y la inteligencia, y la lectura y el rendimiento económico, según los autores del estudio. José Antonio Tamayo, psicólogo sanitario de Activa Psicología, invoca el “efecto halo” para tratar de explicar este resultado: “Es la tendencia a asociar en nuestros juicios sobre otras personas, lugares, objetos o situaciones, ciertas características positivas con otras también positivas, sin que exista un fundamento empírico que demuestre tal relación. En el caso de la decoración, aunque sea virtual, influye en la formación de las primeras impresiones y podría ser que los libros se asocien a cultura e inteligencia”.
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Los fondos caseros también despiertan cierta curiosidad en las redes. El usuario de Twitter Room Rater (evaluador de habitaciones, en inglés), con más de 387.000 seguidores, se dedica a puntuar del 1 al 10 los fondos virtuales de los expertos que aparecen en las videollamadas de los canales de televisión estadounidense. En sus publicaciones, critica sarcásticamente los objetos que aparecen en los vídeos. Un ejemplo de ello es el comentario sobre la videollamada de Leah Litman, profesora de Derecho de la Universidad de Michigan (EE UU) con la cadena MSNBC: “Buen montaje de profesor de derecho. Los carteles de viajes son arte. Osito de peluche. Infracción menor con la bolsa de tela. 9/10″.
Los rostros con plantas en el fondo fueron calificados dignos de confianza por la conexión de los seres humanos con el entorno natural. Pepe Cosín, decano del Colegio de Diseñadores de Interior de la Comunidad Valenciana (CDICV) respalda que un espacio con plantas es más fiable, ya que “las plantas nos conectan con la naturaleza, y nos transmiten serenidad y confianza”.
Ver la casa de los demás en un contexto laboral se considera “poco profesional”, según el estudio, y por eso los participantes puntuaron más bajo el fondo en el que aparecía un salón. Las videoconferencias grabadas desde un dormitorio también se han considerado menos profesionales que un entorno de oficina en casa. Tamayo lo compara con el efecto que produciría ir al trabajo con ropa de estar por casa. Los fondos borrosos, novedosos o en blanco tampoco tuvieron éxito por ser considerados “poco fiable”.
Las caras de mujeres, más fiables
Las expresiones faciales, como parte del lenguaje no verbal, son importantes en las videollamadas por transmitir información valiosa sobre los sentimientos e intenciones de los demás, tal y como revela el estudio. Una persona contenta tiene más probabilidades de dar una buena impresión y de ser más fiable. Sonreír indica confianza y autoestima, y, por lo tanto, revela una mayor capacidad de acción y competencia.
Los rostros de mujeres, independientemente del fondo que utilicen, se perciben en el estudio como más fiables y más competentes. Además, la confianza que desprende la mujer contrarresta los resultados negativos de un fondo casero o borroso. Sin embargo, no pasa igual con los hombres: los juicios de confianza y competencia no tienen efectos sobre el fondo y, por lo tanto, deben ser más conscientes de eso.
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Como conclusión, para dar una mejor impresión al interlocutor, el estudio recomienda poner en las videoconferencias una estantería de libros o plantas de fondo. También sugiere evitar los fondos caseros (aunque sean borrosos) y los artificiales, y tener una actitud sonriente durante las videollamadas. En 2024, cuando las restricciones de la covid ya solo sean un recuerdo lejano, se prevé que el 75% de las reuniones de negocios se seguirán haciendo por videoconferencia: para salir airoso, al menos visualmente, será mejor contar detrás de la silla con una biblioteca y un cactus.
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Si retrocediéramos cuatro décadas en el tiempo y alguien nos asegurara que los teléfonos móviles se volverían esenciales en nuestra vida, probablemente lo habríamos tildado de loco. Sin embargo, en la actualidad, casi el 90% de la población mundial posee al menos un smartphone, según el portal estadístico Statista. En España, el 97% de los ciudadanos cuenta con uno de estos dispositivos inteligentes, tal y como revela el Informe Mobile elaborado por la compañía de marketing Distrendia.
Hoy por hoy, los teléfonos móviles son cuidadas obras de ingeniería tecnológica. Su versatilidad y capacidad para simplificar el día a día no conocen límites. Incluso han relegado al olvido otros aparatos en constante evolución, como las cámaras fotográficas. Pero esto no significa que las personas hayan dejado de tomar fotos, al contrario: han optado por hacerlo de otra manera. De hecho, el 60% de los usuarios de smartphone valoran las características de la cámara antes de decidirse a comprarlo, según datos de Statista.
Xiaomi 13T Series es la elección ideal para quienes no quieren comprometer ni la calidad fotográfica ni la tecnología móvil de vanguardia. Está equipado con una impresionante cámara Leica profesional diseñada exprofeso, que garantiza la captura de imágenes excepcionales. Ya no es necesario cargar con una máquina al hombro: con Xiaomi, cada instantánea se convierte en una auténtica obra maestra.
Experiencia fotográfica profesional de la mano de Leica
La elección de un aliado para certificar y desarrollar las lentes de un smartphone es de suma importancia. Xiaomi ha dado un paso al frente al asociarse con Leica, referente en el mundo de la fotografía desde hace más de un siglo. Es la primera vez que la serie T de Xiaomi integra la experiencia y el inconfundible sello distintivo del icónico fabricante de ópticas alemán. Las inmortales fotos de Alfred Eisenstaedt (El beso del marine en Times Square), Robert Capa (milicianos en la guerra civil española), y muchos otros iconos de Henri Carter-Bresson, Robert Doisneau o Leni Riefenstahl están hechos con Leica. Todas las fotos en público de la longeva reina Isabel II de Inglaterra, las hizo con su Leica de funda de cuero.
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Las inmortales fotos de Alfred Eisenstaedt (’El beso del marine’ en Times Square), Robert Capa (milicianos en la guerra civil española), y muchos otros iconos de Henri Carter-Bresson, Robert Doisneau o Leni Riefenstahl están hechos con la óptica de una Leica
Gracias a esta colaboración, todas las capacidades fotográficas y de vídeo de Xiaomi 13T Series se basan en un conjunto de lentes ópticas sobresalientes. El sensor principal es un gran angular de 50 MP con una distancia focal equivalente a 24 mm y una lente asférica de 7 píxeles. ¿Qué significa esto? Que está diseñada para captar la máxima luz posible. Esta lente permite tomar imágenes nítidas y detalladas en diversas condiciones de luz, ya sea contraluz, con nieve refractante, bajo luz directa o en las vibrantes escenas urbanas nocturnas.
Además, Xiaomi 13T Series cuenta con un teleobjetivo de 50 MP con una distancia focal equivalente a 50 mm, óptima para capturar esos momentos más cercanos y personales. Para los amantes las tomas panorámicas, incluye una cámara ultra gran angular de 12 MP con una distancia focal de 15 mm. La sutileza de un insecto posado sobre una flor, la vista de 180º de ese valle tan impresionante desde el mirador, el movimiento de un partido de fútbol de los niños o el detalle de una manchita en la piel para enviar por correo electrónico al dermatólogo: todo es posible con la serie Xiaomi 13T.
La serie 13T de Xiaomi está disponible en tres opciones de color: azul alpino, negro y verde pradera (en la imagen).
Fotografía a medida
Xiaomi 13T Series presenta dos estilos fotográficos originales de Leica, Leica Authentic Look y Leica Vibrant Look. Ambos ajustan automáticamente las imágenes en función de las condiciones de iluminación y el entorno de disparo. No importa dónde nos encontremos o cuándo queramos capturar ese momento especial, ya que los resultados serán siempre lo más próximos a los de un profesional.
Pero eso no es todo. Xiaomi 13T Series también ofrece la libertad de expresar toda la creatividad en el modo Pro. Esta función, que hizo su debut en el Xiaomi 13 Ultra, permite ajustar el tono, la tonalidad y la textura de las fotos. Esto no solo preserva los detalles y colores durante el procesamiento de la imagen, sino que también permite crear y guardar preajustes para personalizar los propios estilos fotográficos.
Seis filtros Leica, incluyendo los nuevos Leica Sepia y Leica Blue, completan el despliegue de tecnología aplicada a la fotografía. Estos últimos están diseñados para recrear el encanto clásico de las fotos, capturando la esencia estética legendaria de Leica. Aquellos a los que les gusta dar un toque vintage a los recuerdos están de enhorabuena: el realismo anida en su teléfono.
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Vídeo con calidad cinematográfica
Cuando se trata de conservar imágenes en movimiento, Xiaomi 13T Series está un paso por delante. Las cámaras traseras permiten grabar vídeos en 4K, sin importar la distancia focal. ¿Es necesario una edición rápida? La aplicación Xiaomi Gallery brinda la capacidad de añadir subtítulos y bandas sonoras adicionales, y editarlas por pistas separadas. Crear vídeos cortos para subir a cualquier plataforma o a un blog personal no requiere casi ningún esfuerzo.
Por su parte, la versión Xiaomi 13T Pro es compatible con la grabación de vídeo 8K, lo que equivale a capturar imágenes aún más nítidas y deslumbrantes, con unas características que rivaliza con la de las producciones cinematográficas. Además, aprovechando la cámara gran angular de 50 MP, es posible grabar al tiempo que se camina; es una funcionalidad perfecta para crear videoblog o guardar recuerdos animados de los viajes, cada vez más recurrente también al mostrar a los contactos el interior de un apartamento o un hotel.
La pantalla CrystalRes de 6.67 pulgadas AMOLED no solo mejora la experiencia visual y de juego, sino que ofrece una asombrosa gama de colores de 68 mil millones y es compatible con HDR10+. Esta tecnología ajusta el brillo y el contraste en cada fotograma, asegurando una experiencia de visualización precisa y detallada
Diseño elegante y rendimiento estelar
Xiaomi 13T Series mantiene la refinada estética de la serie 13 del fabricante, apostando por un diseño minimalista y sofisticado. Su pantalla CrystalRes de 6.67 pulgadas AMOLED no solo mejora la experiencia visual y de juego, sino que ofrece una asombrosa gama de colores de 68 mil millones y es compatible con HDR10+. Esta tecnología ajusta el brillo y el contraste en cada fotograma, asegurando una experiencia de visualización precisa y detallada.
La serie 13T de Xiaomi está disponible en tres opciones de color: azul alpino, verde pradera y negro. El acabado en azul alpino se complementa con una tapa trasera de cuero vegano Xiaomi BioComfort, que tiene una textura suave, lo que aporta una apariencia premium y un agarre óptimo. Por otro lado, los modelos en verde y negro tienen cristal brillante en la parte posterior de la carcasa, un acabado que da un aspecto lujoso al dispositivo. Asimismo, Xiaomi 13T Series dispone de certificación IP68, lo que garantiza resistencia al agua y al polvo.
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