En el caso de un supercomputador, el nombre no engaña: es un ordenador que permite operaciones que no pueden hacerse con máquinas menos potentes. El Barcelona Supercomputing Center (BSC) es uno de los cinco grandes centros europeos de supercomputación, donde este otoño se pondrá en marcha el Marenostrum 5, la versión más avanzada desde su fundación en 2004. La evolución de la tecnología y, ahora, de la inteligencia artificial, convierten a estos centros en un pulmón indispensable para la investigación científica, desde la biología o la química hasta la ingeniería.
“Todo lo que se puede modelar con física y matemática, si necesitas mucha potencia de cálculo y datos, hoy la única herramienta es el supercomputador”, afirma Mateo Valero, director e impulsor del BSC. Un ejemplo válido para entender qué hace el BSC son los gemelos digitales. Es un concepto antiguo en ingeniería: antes de construir algo, se intenta observar con maquetas o planos o simulaciones. “Ahora hay gemelos digitales muy importantes para los cuales se necesitan supercomputadores”, dice Valero a EL PAÍS en la sede del BSC en Barcelona, junto al Marenostrum 5. “El gran reto es hacer el primer gemelo digital del cuerpo humano”, añade. El objetivo de un gemelo es entender y predecir comportamientos de fenómenos complejos afectados por miles de variables como el clima, una enfermedad u órbitas planetarias. Sus aplicaciones son crecientes y tienen la aspiración de resolver problemas clave de la humanidad en los próximos años.
La historia de la supercomputación en España no se entendería sin la figura de Valero. Tras estudiar en Madrid, llegó a Barcelona en 1974 como arquitecto de computadores. En seguida empezó una línea de investigación en computadores paralelos, el nombre más habitual entonces para la supercomputación. Y en breve llegó a catedrático: “En 1985 convencí al ministro de Industria, Joan Majó, para montar en Barcelona un centro para investigar en el diseño de estos computadores su transferencia a la empresa”, dice.
Ubicación del Marenostrum 5, que en la imagen se ve solo en parte.Gianluca Battista
Aquello fue el germen del BSC, creado en 2004. Su impulso y la colaboración entre administraciones ha hecho que Barcelona sea una de las cinco sedes principales de la supercomputación europea. “En 2013 o 2014, la idea era que cada país comprara sus máquinas con inversiones nacionales”, dice Josep M. Martorell, director asociado del BSC. “Entonces el Marenostrum 4 iba a costarnos 34 millones. En aquellos años, en EE UU hacían un concurso de 600 millones para su Aurora, uno de sus supercomputadores. Nos faltaba un cero”, añade. Entre los 34 millones del Marenostrum 4 y los 207 del 5 ha ocurrido “una de las grandes noticias de los últimos años”, según Martorell.
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La Comisión Europea creó en 2019 la Iniciativa Europea de Computación de Alto Rendimiento (Euro HPC en sus siglas en inglés). “Su primera misión es comprar e instalar las grandes máquinas europeas de computación”, dice Martorell. En lugar de que cada país tenga su pequeño supercomputador, se unen los gastos: “Todos los presupuestos van al mismo bote y podemos hacer estos esfuerzos. El Marenostrum 5 ya no es una máquina pagada por el Gobierno español, sino también por la Generalitat y los gobiernos de Portugal, Turquía y Croacia. Y la Comisión Europea lo dobla. No llegamos a 600 pero se acerca. En Europa hay un mapa copiado con el mismo orden de magnitud que en EE UU”, añade. Esa cifra supone la mayor inversión europea en España para una infraestructura científica.
El aspecto de un supercomputador no es tan espectacular como la palabra: son un montón de armarios uno al lado del otro. Hasta el Marenostrum 4, la máquina estaba en una capilla de lo que fue una torre privada de un alcalde de Barcelona del siglo XIX. La ubicación le daba prestancia. Ahora sigue siendo una proeza tecnológica, pero está en una sala anodina más adecuada para su finalidad.
Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center (BSC), dentro de la capilla de la Torre Girona que alojó en 2004 el Marenostrum 1. Gianluca Battista
Un supercomputador no solo es el hardware. Su programación es también específica. Su funcionamiento no se basa solo en la capacidad de computación, sino en la eliminación de la latencia al hacer los cálculos. Por ese motivo debe estar todo en un mismo lugar. Es la diferencia entre la computación en red, más usada en empresas, y la paralela. “En red puedes tener los ordenadores donde quieras del mundo, mandas un cálculo muchas veces a distintos ordenadores que devuelven los resultados y tratarlos. Esto es lo que necesitan las grandes compañías”, dice Martorell. “En paralelo es mandar cálculos a distintos procesadores que se comunican entre ellos para seguir avanzando. Necesitas la máquina en el mismo lugar para que no haya latencia. El cálculo paralelo es el usado en ciencia”, añade.
Su uso es gratuito para los científicos que lo pidan. “Somos una infraestructura pensada para dar servicio a la investigación”, dice Sergi Girona, director de Operaciones del BSC. “Cuando construimos una pensamos qué caso científico queremos resolver. Hacemos un sondeo de problemas científicos para la próxima década. En función del resultado vamos actualizando las máquinas”, añade. El planteamiento de ofrecer máquinas con distintos recursos para dar servicio a distintos tipos de investigación y el crecimiento global de supercomputadoras hacen que las listas tan habituales sobre la capacidad de los supercomputadores reciba algo menos de interés: “No me compro la máquina para tener la más grande, sino para resolver unos problemas específicos”, dice Girona. Sobre las listas, añade: “Si hubiéramos gastado el dinero solo en la parte del supercomputador que pasa mejor el test, que luego no sería la que más se usa, pues habríamos quedado segundos o terceros del mundo. No quedaremos porque el Marenostrum 5 serán cuatro máquinas. Dos de ellas quedarán bien, pero no sabemos cómo, porque depende del resto en noviembre. Si están todos instalados es posible que tengamos las cuatro partes en el top 500″.
MareNostrum 5 aún no ha arrancado, pero para Valero ya es el pasado. A sus 71 años, su siguiente gran empeño es Marenostrum 6, que debería estar a punto a final de esta década con retos nuevos, sobre todo para los chips, uno de los grandes campos de batalla globales: “Quiero que lleve hardware desarrollado en Europa, en Barcelona. La idea es que el chip se diseñe aquí”, dice Valero.
El BSC ha pasado de ser una infraestructura básica a contener un centro de investigación. En sus primeros años tenía unos 70 empleados. Ahora supera los 900, la mayoría investigadores. Es el tercer centro español tras el CSIC y los vascos de Tecnalia “a la hora de recaudar fondos para la investigación de Europa”, dice Valero. “El 85% de los empleados se financia con fondos para investigación”.
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La complejidad de la biología
Además del departamento dedicado a ciencias de la computación, el segundo mayor es el dedicado a “ciencias de la vida”, dirigido por el biólogo Alfonso Valencia. En biología, la idea de gemelos es aún un futuro soñado. “Nuestros colegas de Tierra hacen gemelos digitales de clima porque conocen bien las variables, que son relativamente homogéneas: presión, temperatura, humedad”, explica Valencia. Pero la información sobre biología y el cuerpo humano no es tan ordenada: “Es muy heterogénea, tenemos muchos datos distintos y luego viene de proveedores pequeños. También es más ruidosa”, añade. La capacidad de monitorizar permanentemente el clima es más sencilla que observar qué ocurre en un cuerpo humano.
Pero eso no impide que haya avances y mejoren permanentemente su capacidad. Uno de los campos más prometedores es reducir la experimentación animal a cambio de modelos: “Los experimentos con animales no funcionan muy bien y empezamos a tener evidencias de que hay modelos que funcionan mejor”, dice.
El BSC también trabaja para lograr réplicas razonables de los grandes modelos de lenguaje, como ChatGPT, que estallaron en 2022. Su prioridad es que sean menos anglocéntricos y sus recursos sirvan para potenciar lenguas europeas, explica Marta Villegas, que dirige el grupo de Tecnologías del Lenguaje. “La idea es hacer un modelo multilingüe europeo, siendo muy cuidadosos con las fuentes para que sean no restrictivas: tesis, Wikipedia, descargas de la web pedidas. Es un trabajo enorme para asegurar que el modelo no infringe ninguna ley”, asegura Villegas.
Los investigadores que trabajan dentro del BSC tienen reservado un 10% del tiempo de la máquina. Tienen acceso también al departamento de ciencias de la computación, que tiene sus propios proyectos, pero además ayuda a mejorar los algoritmos y el software del resto de científicos. Uno de los grandes proyectos de este departamento es entender mejor qué ocurre dentro de las célebres cajas negras de la inteligencia artificial. Uno de los ejemplos más claros de los peligros es la medicina: “Los usuarios son muy poco conscientes de los peligros”, dice Darío García, investigador del grupo de IA de Alto Rendimiento del BSC. “Hay mucho médico que dice que le parece bien si funciona mejor y le ahorra tiempo, pero la verdad es que no tenemos ni idea de qué está haciendo la máquina”, añade.
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Hace literalmente solo dos semanas, El Fary y Núñez Feijóo circularon por los chats de España hablando un inglés admirable con su propia voz. Ahora, hace un par de días, Spotify ha anunciado que episodios completos de podcasts en inglés van a estar disponibles doblados en español, francés, alemán. De momento solo hay unos pocos ejemplos de prueba. El escritor israelí Yuval Noah Harari habla un español latino extremadamente fluido. De repente ya hay, para los interesados, una entrevista de 3 horas en español con Harari. Es una prueba que irá a más. Hay un detalle curioso: los capítulos traducidos al español son entre 10 y 30 minutos más largos que el original. Quizá sea por la inteligencia artificial (IA), quizá por la estructura de la lengua.
La novedad de Spotify ya merecía que nos centráramos en el impacto que tendrá en nuestro futuro lingüístico y en el consumo cultural. Pero en los últimos días Amazon, Meta, OpenAI (y pronto Google) también han anunciado o sugerido cambios extraordinarios en cómo viviremos.
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Podcasters – what if I told you could offer your pod to any listener around the world, in their own local language but still keep it in your own voice? That’s the pilot we’re launching @Spotify!
It’s called Voice Translation and using AI, translates podcasts episodes into… pic.twitter.com/kYq0bgxJYq
La IA venía a por nuestros trabajos, pero acabará cambiando parte de nuestras vidas. Estos son solo algunos anuncios de estos días (algunos no son novedades absolutas, sino mejoras): se podrá charlar con ChatGPT, que no será solo un avance respecto a Alexa o Siri, sino que hay quien lo ha probado como terapia (¿o amiga?) para descargar emociones después de un día de trabajo. En el chat de WhatsApp del colegio podrá invocarse la inteligencia artificial para que resuma cientos de mensajes o pedirle un sticker de una bicicleta con las ruedas en forma de corazón y una marmota al manillar para nuestra pareja. Podrá hacerse una foto a las sumas del libro de mates y dará los resultados. Podrán retocarse fotos en el móvil con un nivel hasta ahora reservado a los expertos en Photoshop, y será tan sencillo que lo difícil será encontrarse con fotos originales. También explicará memes o secuencias de imágenes que no son evidentes a ojos humanos. Dentro de WhatsApp podrá tenerse una conversación con preguntas que hasta ahora se las hacíamos a Google: para ello, Meta ha creado incluso chats con famosos que ponen su cara a las IA expertas en recetas, videojuegos, deportes o bromas; parece hasta cursi para esta época.
Son solo algunos ejemplos improvisados. Pero hay más. Meta anunció unas nuevas RayBan con cámaras que podrán mirar un grifo averiado y sugerir cómo repararlo con un vídeo que veremos en las propias gafas. Y, por supuesto, podremos pasear por El Cairo o Shanghai, mirar los carteles de las calles o las cartas de restaurantes y leerlos en español en las gafas. No quedará tanto ya para que esas mismas gafas traduzcan lo que oigan en chino al español en nuestras orejas. Esta semana se ha sabido también que OpenAI está hablando con Jony Ive, célebre colaborador de Steve Jobs en Apple y hoy fuera de la compañía, para crear “el iPhone de la IA”. Y es que el teléfono móvil quizá ya no es el dispositivo con el tamaño y formato más conveniente para este arsenal de opciones nuevas.
Pero ¿y las lenguas?
Tenía preparadas algunas cosillas para comentar el fin de la Torre de Babel con Spotify. Pero ya me parecen hasta secundarias. Es complicado imaginar el ritmo de cambios que traerá la combinación de esas novedades que acabo de enumerar. La cantidad de contenido disponible se va a multiplicar. ¿Por qué no escuchar una guía sobre los rincones de Bangkok o Mindanao escogidos por unos tipos locales muy avispados? ¿Por qué no seguir la NBA escuchando podcasts especializados hechos desde Los Angeles o Milwaukee? ¿Por qué no escuchar, también en nuestra lengua, la última entrevista a cualquier campeón mundial (de ajedrez, de CounterStrike, de minigolf, de bailes de salón)? Claro que en principio no estará todo disponible en todas las lenguas, pero no debería tardar mucho; y el español será una prioridad tras el inglés.
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La supresión de las lenguas para consumir información es una novedad brutal. Pero esa no es la única barrera. A los medios globales, por ejemplo, les cuesta funcionar en otra lengua y fuera de su área de influencia cultural. Los grandes medios anglosajones nunca han trasladado su peso a otras lenguas, aunque su influencia en inglés sea enorme. Pero Hollywood o Netflix sí lo han hecho. Es probable que tutoriales y podcasts también logren más influencia. Es dudoso, sin embargo, que el francés Squeezie o el estadounidense Kai Cenat invadan el terreno de Ibai o Auron. Sí puede que haya trasvases en todas direcciones, y más en el futuro, cuando los directos y el chat puedan ser traducidos a la vez en tiempo real y las máquinas pillen expresiones nuevas. Es difícil imaginar el impacto concreto de esto, pero ya no es utopía.
El incremento de traducciones es tan inminente que ya hay cuentas en X que traducen automáticamente las voces de los vídeos al español con el tono de original. Su nivel de traducción es justito aún, pero este miércoles ya vi un clip de Mark Zuckerberg presentar sus nuevas gafas en un español entendible.
El beneficio de aprender una lengua seguirá ahí, imagino. Yo hablo varias y me ha sido increíblemente útil en mi vida. ¿Será a partir de ahora el mejor modo de emplear horas de aprendizaje? No lo sé.
De un rascacielos a docenas
Ya habíamos comentado que ChatGPT parecía ralentizar su implantación. Quizá era solo mi deseo de entender mejor su adopción. Me equivocaba mucho y poco a la vez: ChatGPT sigue siendo un increíble generador de texto y poco más, pero a su alrededor no para de surgir competencia. Es como si ChatGPT fuera el nuevo rascacielos en la ciudad global con sus 44 pisos y en apenas unos meses se hubieran proyectado por todas partes otros rascacielos de 60 plantas.
Amazon, por ejemplo, acaba de invertir 4.000 millones en Anthropic, los creadores de Claude, uno de los principales competidores de ChatGPT. Para entender mejor las derivadas de la IA tenemos este ejemplo que aparece en el anuncio de ese acuerdo: “Lonely Planet, una célebre editorial de viajes, redujo sus costes de generación de itinerarios en casi un 80 por ciento, después de implementar Claude 2; sintetizando sus décadas de contenido de viajes para ofrecer recomendaciones de viajes coherentes y altamente precisas”.
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Es imposible que todo esto se convierta en cotidiano a la vez. No somos capaces de asumir tanta novedad. Pero irá ocurriendo. Nadie se resistirá a crear stickers inventados, preguntar paridas en el chat grupal o consultar recetas con lo que hay en la nevera en lugar de recurrir a las habituales de internet con ingredientes raros, o a recurrir a las gafas que nos dicen a qué edificio miramos. Mucha gente estará ahora pensando: “Nada, esto me pilla mayor, no es para mí”. Ya, yo también me resistí a los móviles, pero llega un día en que resistirse es la postura irracional: lo nuevo es demasiado útil, divertido o lo tiene el cuñado.
Las nuevas gafas de Meta costarán menos de 300 dólares y estarán a la venta en octubre. Son las Google Glass, sí. pero mucho más chulas. Grabarán y no lo sabremos. En 2014 había pocas cámaras en la calle y hoy la privacidad en público no existe. Si te hurgas la nariz y eres famoso (más en el Congreso) te pueden grabar. Si te caes o chocas o te peleas, es indudable que vas a llegar a internet.
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Desde que las reuniones presenciales pasaron a ser telemáticas, al principio de la pandemia, estas se han convertido en una nueva rutina profesional: más de 200 millones de personas se reunieron al día en Zoom durante el mes de marzo de 2020. La primera impresión que genera una persona en esos encuentros digitales no es la misma que la que de una cita presencial: el fondo de una videollamada, la expresión facial y el género son factores que influyen en la percepción de cuanto de fiable y competente puede ser alguien a través de la pantalla, según explica un estudio que acaba de publicar la revista PLOS ONE.
“Las primeras impresiones se ven afectadas de forma significativa por factores visuales contextuales, por lo que el fondo del vídeo podría influir de manera diferencial en las evaluaciones de las primeras impresiones en comparación con las reuniones en persona”, revela el estudio. Por lo tanto, si la apariencia virtual en una reunión por Zoom o Teams se considera “más importante que la vestimenta”, el fondo de una videollamada se caracteriza por ser el nuevo traje de negocios. En las entrevistas de trabajo, un 97% de solicitantes de empleo se consideran más competentes por acudir vestidos de manera formal y transmitir así capacidad, madurez y éxito.
En el estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Durham (Reino Unido), las 167 personas participantes valoraron la percepción de confianza y competencia de sus compañeros, teniendo en cuenta algunas variables. Durante las videollamadas ficticias, pudieron observar sus rostros masculinos y femeninos con expresiones felices y neutras, superpuestos sobre seis fondos virtuales: unas plantas de interior, una estantería de libros, un salón, una versión borrosa de un salón, una pared en blanco y un fondo novedoso (por ejemplo, una imagen descargada de internet).
Muestra del estudio “Primeras impresiones virtuales: Los fondos de Zoom afectan a los juicios de confianza y competencia”, de la revista PLOS ONE.Cook et al., 2023, PLOS ONE, CC-BY 4.0
Los rostros que contaban con una estantería con libros en el fondo ganaron más puntos de confianza y competencia. Esto se debe a la relación positiva que hay entre la alfabetización y la inteligencia, y la lectura y el rendimiento económico, según los autores del estudio. José Antonio Tamayo, psicólogo sanitario de Activa Psicología, invoca el “efecto halo” para tratar de explicar este resultado: “Es la tendencia a asociar en nuestros juicios sobre otras personas, lugares, objetos o situaciones, ciertas características positivas con otras también positivas, sin que exista un fundamento empírico que demuestre tal relación. En el caso de la decoración, aunque sea virtual, influye en la formación de las primeras impresiones y podría ser que los libros se asocien a cultura e inteligencia”.
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Los fondos caseros también despiertan cierta curiosidad en las redes. El usuario de Twitter Room Rater (evaluador de habitaciones, en inglés), con más de 387.000 seguidores, se dedica a puntuar del 1 al 10 los fondos virtuales de los expertos que aparecen en las videollamadas de los canales de televisión estadounidense. En sus publicaciones, critica sarcásticamente los objetos que aparecen en los vídeos. Un ejemplo de ello es el comentario sobre la videollamada de Leah Litman, profesora de Derecho de la Universidad de Michigan (EE UU) con la cadena MSNBC: “Buen montaje de profesor de derecho. Los carteles de viajes son arte. Osito de peluche. Infracción menor con la bolsa de tela. 9/10″.
Los rostros con plantas en el fondo fueron calificados dignos de confianza por la conexión de los seres humanos con el entorno natural. Pepe Cosín, decano del Colegio de Diseñadores de Interior de la Comunidad Valenciana (CDICV) respalda que un espacio con plantas es más fiable, ya que “las plantas nos conectan con la naturaleza, y nos transmiten serenidad y confianza”.
Ver la casa de los demás en un contexto laboral se considera “poco profesional”, según el estudio, y por eso los participantes puntuaron más bajo el fondo en el que aparecía un salón. Las videoconferencias grabadas desde un dormitorio también se han considerado menos profesionales que un entorno de oficina en casa. Tamayo lo compara con el efecto que produciría ir al trabajo con ropa de estar por casa. Los fondos borrosos, novedosos o en blanco tampoco tuvieron éxito por ser considerados “poco fiable”.
Las caras de mujeres, más fiables
Las expresiones faciales, como parte del lenguaje no verbal, son importantes en las videollamadas por transmitir información valiosa sobre los sentimientos e intenciones de los demás, tal y como revela el estudio. Una persona contenta tiene más probabilidades de dar una buena impresión y de ser más fiable. Sonreír indica confianza y autoestima, y, por lo tanto, revela una mayor capacidad de acción y competencia.
Los rostros de mujeres, independientemente del fondo que utilicen, se perciben en el estudio como más fiables y más competentes. Además, la confianza que desprende la mujer contrarresta los resultados negativos de un fondo casero o borroso. Sin embargo, no pasa igual con los hombres: los juicios de confianza y competencia no tienen efectos sobre el fondo y, por lo tanto, deben ser más conscientes de eso.
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Como conclusión, para dar una mejor impresión al interlocutor, el estudio recomienda poner en las videoconferencias una estantería de libros o plantas de fondo. También sugiere evitar los fondos caseros (aunque sean borrosos) y los artificiales, y tener una actitud sonriente durante las videollamadas. En 2024, cuando las restricciones de la covid ya solo sean un recuerdo lejano, se prevé que el 75% de las reuniones de negocios se seguirán haciendo por videoconferencia: para salir airoso, al menos visualmente, será mejor contar detrás de la silla con una biblioteca y un cactus.
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Si retrocediéramos cuatro décadas en el tiempo y alguien nos asegurara que los teléfonos móviles se volverían esenciales en nuestra vida, probablemente lo habríamos tildado de loco. Sin embargo, en la actualidad, casi el 90% de la población mundial posee al menos un smartphone, según el portal estadístico Statista. En España, el 97% de los ciudadanos cuenta con uno de estos dispositivos inteligentes, tal y como revela el Informe Mobile elaborado por la compañía de marketing Distrendia.
Hoy por hoy, los teléfonos móviles son cuidadas obras de ingeniería tecnológica. Su versatilidad y capacidad para simplificar el día a día no conocen límites. Incluso han relegado al olvido otros aparatos en constante evolución, como las cámaras fotográficas. Pero esto no significa que las personas hayan dejado de tomar fotos, al contrario: han optado por hacerlo de otra manera. De hecho, el 60% de los usuarios de smartphone valoran las características de la cámara antes de decidirse a comprarlo, según datos de Statista.
Xiaomi 13T Series es la elección ideal para quienes no quieren comprometer ni la calidad fotográfica ni la tecnología móvil de vanguardia. Está equipado con una impresionante cámara Leica profesional diseñada exprofeso, que garantiza la captura de imágenes excepcionales. Ya no es necesario cargar con una máquina al hombro: con Xiaomi, cada instantánea se convierte en una auténtica obra maestra.
Experiencia fotográfica profesional de la mano de Leica
La elección de un aliado para certificar y desarrollar las lentes de un smartphone es de suma importancia. Xiaomi ha dado un paso al frente al asociarse con Leica, referente en el mundo de la fotografía desde hace más de un siglo. Es la primera vez que la serie T de Xiaomi integra la experiencia y el inconfundible sello distintivo del icónico fabricante de ópticas alemán. Las inmortales fotos de Alfred Eisenstaedt (El beso del marine en Times Square), Robert Capa (milicianos en la guerra civil española), y muchos otros iconos de Henri Carter-Bresson, Robert Doisneau o Leni Riefenstahl están hechos con Leica. Todas las fotos en público de la longeva reina Isabel II de Inglaterra, las hizo con su Leica de funda de cuero.
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Las inmortales fotos de Alfred Eisenstaedt (’El beso del marine’ en Times Square), Robert Capa (milicianos en la guerra civil española), y muchos otros iconos de Henri Carter-Bresson, Robert Doisneau o Leni Riefenstahl están hechos con la óptica de una Leica
Gracias a esta colaboración, todas las capacidades fotográficas y de vídeo de Xiaomi 13T Series se basan en un conjunto de lentes ópticas sobresalientes. El sensor principal es un gran angular de 50 MP con una distancia focal equivalente a 24 mm y una lente asférica de 7 píxeles. ¿Qué significa esto? Que está diseñada para captar la máxima luz posible. Esta lente permite tomar imágenes nítidas y detalladas en diversas condiciones de luz, ya sea contraluz, con nieve refractante, bajo luz directa o en las vibrantes escenas urbanas nocturnas.
Además, Xiaomi 13T Series cuenta con un teleobjetivo de 50 MP con una distancia focal equivalente a 50 mm, óptima para capturar esos momentos más cercanos y personales. Para los amantes las tomas panorámicas, incluye una cámara ultra gran angular de 12 MP con una distancia focal de 15 mm. La sutileza de un insecto posado sobre una flor, la vista de 180º de ese valle tan impresionante desde el mirador, el movimiento de un partido de fútbol de los niños o el detalle de una manchita en la piel para enviar por correo electrónico al dermatólogo: todo es posible con la serie Xiaomi 13T.
La serie 13T de Xiaomi está disponible en tres opciones de color: azul alpino, negro y verde pradera (en la imagen).
Fotografía a medida
Xiaomi 13T Series presenta dos estilos fotográficos originales de Leica, Leica Authentic Look y Leica Vibrant Look. Ambos ajustan automáticamente las imágenes en función de las condiciones de iluminación y el entorno de disparo. No importa dónde nos encontremos o cuándo queramos capturar ese momento especial, ya que los resultados serán siempre lo más próximos a los de un profesional.
Pero eso no es todo. Xiaomi 13T Series también ofrece la libertad de expresar toda la creatividad en el modo Pro. Esta función, que hizo su debut en el Xiaomi 13 Ultra, permite ajustar el tono, la tonalidad y la textura de las fotos. Esto no solo preserva los detalles y colores durante el procesamiento de la imagen, sino que también permite crear y guardar preajustes para personalizar los propios estilos fotográficos.
Seis filtros Leica, incluyendo los nuevos Leica Sepia y Leica Blue, completan el despliegue de tecnología aplicada a la fotografía. Estos últimos están diseñados para recrear el encanto clásico de las fotos, capturando la esencia estética legendaria de Leica. Aquellos a los que les gusta dar un toque vintage a los recuerdos están de enhorabuena: el realismo anida en su teléfono.
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Vídeo con calidad cinematográfica
Cuando se trata de conservar imágenes en movimiento, Xiaomi 13T Series está un paso por delante. Las cámaras traseras permiten grabar vídeos en 4K, sin importar la distancia focal. ¿Es necesario una edición rápida? La aplicación Xiaomi Gallery brinda la capacidad de añadir subtítulos y bandas sonoras adicionales, y editarlas por pistas separadas. Crear vídeos cortos para subir a cualquier plataforma o a un blog personal no requiere casi ningún esfuerzo.
Por su parte, la versión Xiaomi 13T Pro es compatible con la grabación de vídeo 8K, lo que equivale a capturar imágenes aún más nítidas y deslumbrantes, con unas características que rivaliza con la de las producciones cinematográficas. Además, aprovechando la cámara gran angular de 50 MP, es posible grabar al tiempo que se camina; es una funcionalidad perfecta para crear videoblog o guardar recuerdos animados de los viajes, cada vez más recurrente también al mostrar a los contactos el interior de un apartamento o un hotel.
La pantalla CrystalRes de 6.67 pulgadas AMOLED no solo mejora la experiencia visual y de juego, sino que ofrece una asombrosa gama de colores de 68 mil millones y es compatible con HDR10+. Esta tecnología ajusta el brillo y el contraste en cada fotograma, asegurando una experiencia de visualización precisa y detallada
Diseño elegante y rendimiento estelar
Xiaomi 13T Series mantiene la refinada estética de la serie 13 del fabricante, apostando por un diseño minimalista y sofisticado. Su pantalla CrystalRes de 6.67 pulgadas AMOLED no solo mejora la experiencia visual y de juego, sino que ofrece una asombrosa gama de colores de 68 mil millones y es compatible con HDR10+. Esta tecnología ajusta el brillo y el contraste en cada fotograma, asegurando una experiencia de visualización precisa y detallada.
La serie 13T de Xiaomi está disponible en tres opciones de color: azul alpino, verde pradera y negro. El acabado en azul alpino se complementa con una tapa trasera de cuero vegano Xiaomi BioComfort, que tiene una textura suave, lo que aporta una apariencia premium y un agarre óptimo. Por otro lado, los modelos en verde y negro tienen cristal brillante en la parte posterior de la carcasa, un acabado que da un aspecto lujoso al dispositivo. Asimismo, Xiaomi 13T Series dispone de certificación IP68, lo que garantiza resistencia al agua y al polvo.
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