El negacionismo de género nos lleva a sociedades más desiguales y más tristes

Alexis Lara (Algemesí, 1989) acaba de publicar Negacionismo de género. Ascenso, expansión y mitos del antifeminismo (Alfons el Magànim) donde profundiza en las raíces y motivaciones de este creciente movimiento que -patrocinado por la clase …

Alexis Lara (Algemesí, 1989) acaba de publicar Negacionismo de género. Ascenso, expansión y mitos del antifeminismo (Alfons el Magànim) donde profundiza en las raíces y motivaciones de este creciente movimiento que -patrocinado por la clase política más conservadora- ataca la batalla por la igualdad. Lara analiza por qué se ha puesto el feminismo en el punto de mira y cómo las redes sociales y el nuevo ecosistema mediático favorecen este tipo de discurso que avanza rápidamente: «La opinión circula más rápido que la ciencia».

En la semana reivindicativa del 8-M, la lectura de esta obra, que ha sido presentada este viernes en La Repartidora de Benimaclet, se hace aún más apropiada.

La presentación del libro el pasado viernes en La Repartidora.

paula cabeza

¿Qué es el negacionismo de género?

El terraplanismo, el movimiento antivacunas, el revisionismo histórico de la dictadura franquista o el antifeminismo tienen un punto en común: la negación de una realidad que puede ser contrastada y demostrada por las ciencias naturales y sociales. En este sentido, los negacionistas del género creen que el sexo biológico es el único factor que determina cómo es un hombre o una mujer y cómo se comporta.

Es decir, el movimiento negacionista niega que existan factores sociales detrás de estas conductas y, por tanto, ignora la realidad de una estructura social, política y económica que relega a las mujeres a un segundo plano. En esencia, el negacionismo de género es un negacionismo de las ciencias sociales.

El negacionismo de género es un negacionismo de las ciencias sociales

Por otro lado, es uno de los negacionismos más difíciles de combatir, ya que está atravesado por elementos identitarios y culturales muy arraigados. Pensemos en lo que ha significado ser un verdadero hombre o una buena mujer en diferentes épocas y cómo ciertas pautas morales han sido seguidas estrictamente por tantas personas a lo largo de su vida para ajustarse a lo que se esperaba de ellas. El negacionismo de género reacciona con miedo y desprecio a estas preguntas y desafíos.

El libro de Alexis Lara.

LV

¿Por qué su ascenso coincide con la pandemia y los discursos ‘conspiracionistas’?

Es cierto que las teorías de la conspiración funcionan como puerta de entrada al negacionismo científico en general, aunque también hay que reconocer que el negacionismo de género siempre ha estado latente en las sociedades. El libro ofrece un breve repaso histórico por los casos más recientes como la indignación contra el movimiento sufragista, la respuesta a Mayo del 68, la dictadura franquista o la reacción a los avances sociales de los años 2000-2010.

Sin embargo, con la pandemia los sociólogos pudimos ver cómo se cristalizaban ciertas tendencias que veníamos contemplando en los últimos años, especialmente en lo que tenía que ver con la revolución TIC. La audiencia masiva de los medios tradicionales ha dado paso a las audiencias nicho de las redes sociales y este nuevo ecosistema mediático permite que personas que antes estaban aisladas por sus opiniones minoritarias ahora tengan la oportunidad de compartir esa opinión sin miedo a sentirse desplazadas e incluso permitiéndoles crear comunidades.

En el mejor de los casos, el espacio que no ocupa la ciencia lo ocupa la opinión, y en el peor, la desinformación y las teorías conspirativas.

En tiempos de incertidumbre, los humanos anhelan certezas y la pandemia fue uno de esos momentos. La clave para comprender este auge de las teorías de la conspiración es que la opinión circula más rápido que la ciencia. Si bien esto último tiene sus tiempos y procesos antes de llegar a un consenso y finalmente a una conclusión, la formación de una opinión es inmediata. En el mejor de los casos, el espacio que no ocupa la ciencia lo ocupa la opinión, y en el peor, la desinformación, las teorías conspirativas y los negacionismos.

¿Por qué se está poniendo el feminismo en el punto de mira y por qué precisamente ahora?

El feminismo siempre ha estado en el punto de mira. Y lo es porque es un movimiento que pone patas arriba la concepción de nuestro mundo. Si pensamos en términos de identidad, la gente define quiénes somos en función de nuestra identidad nacional o regional; nuestra identidad laboral (quizás cada vez más diluida); y, por supuesto, la identidad de género, que moldea en gran medida el comportamiento en la sociedad desde nuestra infancia hasta nuestra vejez. Hombres y mujeres no hemos sido educados de la misma manera, ni hemos esperado lo mismo unos de otros. Cambiar estos roles, igualarlos (que es lo que pretende el feminismo), está cambiando por completo nuestra visión del mundo. Por eso el movimiento está permanentemente en el punto de mira.

Los lobbies de género buscan influir en el poder político para lograr leyes y políticas públicas restrictivas.

En el libro usted cita dos grupos de presión que alimentan el negacionismo de género. ¿Quiénes son y cómo actúan?

La cuestión religiosa está presente en la mayoría de estos lobbys, ya que hay un principio básico al que no están dispuestos a renunciar y este es la concepción de familia patriarcal-católica, la formada por el hombre de casa, la esposa y los niños. , como único modelo familiar existente. Vemos que la jerarquía de la Iglesia católica, las asociaciones antiaborto y las elites económicas ultraconservadoras conforman una red que abarca desde los medios de comunicación hasta los partidos políticos, pasando por entidades sociales a través de la astroturf, la técnica que manipula la opinión pública haciendo pasar manifestaciones y movilizaciones programadas y planificadas como de naturaleza espontánea y popular. El objetivo de estos lobbies es simple, buscan influir en el poder político para lograr leyes y políticas públicas restrictivas en materia de igualdad de género, diversidad familiar y derechos sexuales y reproductivos. Y el método para lograrlo es influir en la opinión pública.

Alexis Lara y Rocío Vidal, prologuista y comunicadora científica, durante la presentación.

paula cabeza

¿Cómo afecta el ascenso político de la extrema derecha a validar estos discursos?

El ascenso de la extrema derecha y el negacionismo de género van de la mano y se retroalimentan. La extrema derecha es, después de todo, la traducción política de una reacción al progreso y su combustible suelen ser elementos identitarios como el nacionalismo excluyente o la identidad de género o de clase. Sin el negacionismo de género, la extrema derecha no sería una realidad en algunos de los gobiernos de la Unión Europea; Pero sin la extrema derecha tampoco experimentaríamos el ascenso y la expansión del negacionismo de género. Ambas ideologías se validan y nutren mutuamente discursivamente y también en términos organizativos. Sólo hay que ver el ir y venir de personalidades y liderazgos que fluctúan entre las asociaciones, fundaciones, medios y partidos que integran esta red.

El negacionismo y la extrema derecha se validan y nutren discursivamente

¿Este tipo de slogans están llegando a los jóvenes?

Los datos hablan por sí solos y son alarmantes. A finales de 2023, el 23,1% de los hombres jóvenes creía que la violencia de género “no existe o es una invención ideológica”. Esta cifra fue sólo del 10% en 2017. Son datos del Centro Reina Sofía y Fad Juventud. Hablamos de que casi 1 de cada 5 jóvenes niega una realidad fácilmente comprobable y demostrable como es las más de 1.200 mujeres asesinadas por violencia de género desde el 1 de enero de 2003. Lo preocupante es que las consignas del negacionismo de género Son efectivamente penetrantes en la medida en que encuadran el debate en una cuestión puramente ideológica y no sociológica.


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Cristina Sen

Cita siete mitos del antifeminismo en el libro. ¿Cuáles hacen más daño al movimiento feminista?

Seguramente el mito de que la violencia no tiene género es uno de los más repetidos y permeados en la sociedad. Según los negacionistas, la violencia es violencia venga de donde venga, independientemente del origen social y, por tanto, ahondar en las motivaciones de lo que lleva a un hombre a asesinar a su pareja resulta innecesario. Esto, además, conecta con una de las ideas principales del libro que describe el negacionismo de género como un movimiento antiintelectualista y anticientífico, que busca reducir el debate a su mínima expresión, manteniéndose en la superficie del asunto. Lo hace señalando y ridiculizando a las ciencias sociales, que son las disciplinas que estudian la raíz de estos problemas.

El negacionismo de género es un movimiento anticientífico, que busca reducir el debate a su mínima expresión, manteniéndose en la superficie del tema.

¿A dónde nos lleva este tipo de discurso?

Nos llevan a sociedades más desiguales y, si me preguntas, más tristes. La riqueza del ser humano está en su diversidad y pluralidad. Un hombre puede ser hombre de mil maneras diferentes y una mujer también. Negar que esto pueda ser así y que haya que encasillar nuestra conducta en roles concretos, definidos hace siglos por nadie sabe quién, implica un retroceso en la libertad individual y en la felicidad de poder decidir ser quien uno quiera ser. .

Nos lleva también hacia políticas públicas antifeministas; a una ideología plasmada en leyes que cercenan los derechos sexuales y reproductivos como el aborto o el matrimonio LGTBI+; a cuestiones económicas relacionadas con la equiparación salarial y la igualdad de oportunidades; o incluso la protección de las mujeres contra la violencia machista.

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