“He tenido tanto miedo que ya no puedo tener más”

Para la escritora Najat El Hachmi (Marruecos, 1979) y ganadora del Premio Nadal 2021, cualquier viaje en tren es una especie de cuento. «Me encanta cómo cambia el paisaje, el hecho de que se desarrollen …

Para la escritora Najat El Hachmi (Marruecos, 1979) y ganadora del Premio Nadal 2021, cualquier viaje en tren es una especie de cuento. «Me encanta cómo cambia el paisaje, el hecho de que se desarrollen los acontecimientos». Fue en un viaje concreto, de Barcelona a Vic, con 8 años, cuando inició su propia narrativa de vida. Ella venía de muy lejos, de Beni Sidel (Marruecos).

“Me impactó mucho, nunca antes me había subido a un tren. Habíamos pasado la noche en un ferry, viajamos en autobús de Málaga a Barcelona y el último viaje fue el tren. Fue como llegar a un destino, a una vida completamente nueva”, recuerda el escritor de origen marroquí.

Antes de ese momento, a los ojos de su hija, el tren había adquirido un significado muy particular: el de la libertad. “Era una de las pocas maneras de salir del pequeño pueblo donde crecí, de estar en otros lugares donde nadie te conocía. Además yo no conduzco, por eso el tren siempre ha sido un poco de esa esperanza en un mundo diferente, en una vida diferente, la posibilidad de salir al anonimato y esa libertad en la que nadie controla lo que haces ni lo que haces. no. hacer”, comparte con la periodista Joana Bonet en la serie de 12 entrevistas Mujeres y Viajeros de Renfe, subiendo a un tren para el que, si imaginamos, sólo quiere un destino: “donde haya mar”.

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Muy pronto Najat descubrió lo que era sentirse extranjero, “cuando no eres reconocido como un igual, tan cercano, como propio, y cuando el lugar en el que estás y las formas de vida de las personas te son completamente ajenos. Puedes estar en muchos lugares que no conoces, pero no sentirte extranjero”, explica.

Un sentimiento que el escritor ya no alberga hoy. “Creo que tenemos ese sentimiento de pertenencia y arraigo, sobre todo, con personas concretas. Cuando hablamos de ser de un lugar, en realidad nos referimos a ser de personas que están o estuvieron en ese lugar. Hoy tengo muy claro que pertenezco a la gente que amo y a la gente que me quiere”.

‘Mierda, vete a tu país’ es lo primero que sale cuando te quieren rechazar».

El camino no ha sido fácil. A lo largo de su vida, han sido muchas las veces que le han pronunciado la desafortunada frase “mora de mierda, vete a tu país”. “Es lo primero que sale cuando te quieren rechazar. Llega un momento en el que hay que hacer oídos sordos a ese tipo de expresiones. Si estás constantemente esperando el rechazo, no haces lo que tienes que hacer, estás muy condicionado por ese discurso». Su testimonio pone sobre la mesa una reflexión: si en Europa se tolera mejor el multiculturalismo o la diversidad cultural que la pobreza. Najat tiene una respuesta clara: «nadie tolera la pobreza. Es lo que más se estigmatiza», afirma.

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Una revolución sexual pendiente

Además del racismo, Najat El Hachmi cree que la sociedad tiene muchas batallas pendientes. Entre ellos, el que debe acabar con la imposición de cánones estéticos a las mujeres. “Tenemos que conquistar el derecho a ser como somos, con toda nuestra diversidad y formas. Y a reapropiarnos del disfrute estético, del comer, del beber… Tenemos pendiente una revolución sexual que desmonte un poco la trampa de la anterior en la que unos se liberaban para disfrutar de la vida mientras la otra mitad de la población se convertía en sexual. objetos”, advierte el escritor.

La suya es una voz crítica con la cultura sexista y retratista de dos mundos (Occidente y Oriente) que acaban formando uno. Sus historias parten de un núcleo fuerte y vibrante: mujeres que buscan independencia y liberación. Como ella.

Fue muy difícil para mí aceptarlo. Ella era una impostora porque era mujer, porque era inmigrante, porque nadie como yo ha logrado lograr esto».

Ser escritora era su deseo de infancia. De adulta valora haber logrado una meta que no fue fácil: “para mí escribir fue liberador, porque era la forma en la que le ponía orden a lo que me estaba pasando. Creo que también es una forma de entender y comprender las cosas, algo que no es tan fácil y para lo que necesitamos instrumentos”. Tras su esfuerzo, recibió la recompensa en forma del Premio Nadal 2011.

Antes hubo muchos otros. El primero fue Ramón Llull en 2008. “Me costó mucho aceptarlo, porque hay muchos factores que te hacen dudar de tu propia capacidad. En mi caso, el síndrome del impostor que tenemos las mujeres era: impostor para una mujer, para un inmigrante, porque nadie como tú ha logrado lograr esto…”

Pero la mujer guerrera que es Najat El Hachmi lo hizo. No sin antes tirar todos los velos que, según sus propias palabras, “anularon mi propia identidad como ser individual”. Y explica: “Me sentí humillada por haber terminado en esa situación de sometimiento, porque estás cumpliendo con una norma patriarcal que dice que las mujeres tienen que vestirse de una determinada manera por ser mujeres, mientras que no importa cómo se vistan”. o dejar que vistan a los hombres”. Por este motivo, Najat El Hachmi se emancipó. Ella se liberó.

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Antes conocía el miedo en su grado más alto. Un problema y también la solución en sí. “Mi padre me asustaba más que el imán de la mezquita, porque el imán podía influir en lo que pensaban los padres, pero eran ellos quienes ejercían el poder dentro de las familias. Tengo tanto miedo que es como si hubiera saturado todas las posibilidades de tener miedo, así que ya no puedo tener miedo.

También hace una confesión muy profunda: «Llega un momento, sobre todo cuando te haces mayor, en que el miedo ya no sirve para frenar tu deseo de libertad, porque te das cuenta de que las consecuencias de renunciar a la propia vida son «mucho peores que las consecuencias de violar esas normas que te están transmitiendo. Llegó un momento en el que yo tenía más miedo de no vivir que mi padre», se «desnuda».

las novelas El último patriarca, El cazador de cuerpos,la hija extranjera yMadre de leche y miel. el manifiestoSiempre han hablado por nosotros, y su último libro,El lunes nos amarán, Premio Nadal 2021… La escritora marroquí goza de prestigio literario, lo que para ella es algo muy concreto. “Mis lectores son quienes más me han ayudado a sanar las heridas del racismo. No sé si eso es prestigio o no, pero el hecho de que mis lectores se interesen por los protagonistas de mis novelas, que accedan a ellos, que se sientan cercanos a ellos, significa para mí derribar muchos muros. «Ha sido muy terapéutico».

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Renfe reconoce el papel esencial que desempeña la mujer en la sociedad actual. Para la empresa, las mujeres constituyen un colectivo al compartir aventuras y proyectos. Renfe está junto a todos ellos, visibilizando sus propuestas e impulsando sus iniciativas.

En Renfe las mujeres son siempre protagonistas de sus actuaciones con el objetivo de crear vínculos y reforzar valores compartidos por el colectivo femenino y por la sociedad en su conjunto. Valores como la excelencia, el esfuerzo, la igualdad, la solidaridad y la accesibilidad en todas sus formas.