Médico de familia, la especialidad que más se necesita y menos se elige

Ayer se cumplió el octavo día de asignación de plazas. El procedimiento para otorgar 8.768 plazas de formación especializada a médicos comenzó el día 5 y concluirá el próximo jueves. Según las previsiones y el …

Ayer se cumplió el octavo día de asignación de plazas. El procedimiento para otorgar 8.768 plazas de formación especializada a médicos comenzó el día 5 y concluirá el próximo jueves. Según las previsiones y el modelo de ediciones anteriores, las plazas de dermatología y cirugía plástica se agotaron el primer día. Al cierre de ayer se habían cursado 30 de las 46 especialidades. De las 2.272 plazas aún vacantes, 1.848 corresponden a medicina familiar y comunitaria, que de momento sólo ha logrado colocar el 26% de la oferta. Es una de las ramas más deficitarias, también la que más oportunidades presenta (2.492). Persiste la mala fama de esta especialidad entre los recién graduados, fundamentalmente por las condiciones laborales, afirman los profesionales.

Condiciones que no han desanimado a Jimena Riesco, número 17 entre los 11.755 graduados que aprobaron el examen mir y la primera en optar por la medicina de familia, especialidad a la que se dedican sus padres y de la que, en consecuencia, conoce sus fortalezas y debilidades. Después de seis años en la Universidad Complutense, el 7 de mayo –como el resto de la promoción – comenzará su residencia, en su caso en el hospital clínico San Carlos, de Madrid.

Roberto Pinto Lorente también pudo haber elegido cualquier especialidad (excepto dermatología y cirugía plástica, agotadas en los números 648 y 827), que obtuvo el pedido número 1.082. Y se decantó por Medicina de Familia, la primera de las 371 plazas que hay que asignar en Cataluña, la comunidad con más vacantes por detrás de Andalucía (434).

“Sin una buena atención primaria el sistema público de salud colapsa, hay que fortalecerlo”

¿Héroe o inconsciente? La trayectoria de este nuevo R1 (residente de primer año), nacido en Salamanca y afincado en Barcelona desde hace años, es particular. Biotecnólogo de formación, trabajó en el laboratorio de proteómica del CSIC/UAB y al mismo tiempo estudió medicina. Terminó el curso 2021-2022, aprobó el MIR y eligió una plaza de ginecología, pero entendió que se había equivocado y decidió marcharse. “La ginecología es la especialidad más bella, pero en la práctica clínica no me veía como un cirujano, me veía más como un médico. Desde que salí de la residencia pensé en la familia porque en esta especialidad no te centras sólo en los órganos, ves a la persona como un todo, es la medicina en su esencia: el médico, el estetoscopio, la valoración clínica… «

Volvió a presentarse al examen mir el 20 de enero y obtuvo mejor nota que el año pasado. Así, el próximo 6 de mayo, a sus 39 años, Pinto se incorporará a la unidad docente multiprofesional de atención familiar y comunitaria Barcelona Ciutat (UDM) y visitará diferentes centros de salud para elegir e iniciar una residencia de cuatro años. No será en Vall d’Hebron, porque estudió allí y tiene intención de conocer otros entornos laborales. Lo ve como un premio a la vocación y esfuerzo que ha dedicado a sus estudios fuera del horario laboral –“si no te gusta esta carrera es casi imposible salir de ella”–, aunque admite que tenía dudas. . Dudas que terminan por hacer que cientos, miles de aspirantes desistan: “Al final la medicina de familia está muy maltratada. Se necesitan recursos. Pero sin una buena atención primaria el sistema de salud pública colapsa. Creo que realmente tenemos que fortalecer la escuela primaria y nosotros somos parte de ese refuerzo”.

Actividad en una clínica ambulatoria.

Ana Jiménez

“He elegido la familia porque es muy completa y puedo hacer el bien a la sociedad. La atención primaria necesita médicos motivados y que valoren la especialidad”, proclama. Aunque admite que es una rama estigmatizada y las apuestas indican que, por tercer año consecutivo, quedarán plazas vacías al finalizar el proceso ordinario de asignación.

Los profesionales atribuyen la mala fama de la especialidad a las condiciones laborales

Este estigma, que a juicio de Pinto se extiende desde los estudiantes de medicina hasta la población general, “no se basa en hechos reales”. “La gente no sabe mucho sobre lo que hacen los médicos de atención primaria. No se trata sólo de recetar ibuprofeno. En una mañana tienes 30 pacientes y te estás mirando una oreja o haciendo una venda. Es una especialidad muy dinámica y hay que saber mucho de medicina”. En su entorno, dice, le preguntan cómo, habiendo podido elegir cualquier otra cosa, optó por la escuela primaria. El estigma.

Según David Arribas, vicesecretario general de Metges de Catalunya y médico de familia, el rechazo no responde a una retribución. El nuevo convenio del ICS contempla una homogeneización de las tablas salariales entre todas las especialidades. En opinión de Arribas, “la prioridad inicial de todos los especialistas es trabajar en el sector público, pero digamos que ese amor por el sector público dura 15 años. Debido a que nuestro sistema público es tan abusivo, la gente quiere tener opciones con un alto potencial privado, y para la medicina familiar la salida privada es más difícil que la cardiología, la cirugía plástica o la dermatología”.

Roberto Pinto, frente a la sede del ICS

Xavi Jurio

Los estudiantes aprenden sobre el sufrimiento de los profesionales de la medicina familiar. Por eso, según Arribas, no resulta atractivo: “Desde el minuto cero entras en una cuota de trabajo muy alta y la Administración tiene un reconocimiento nulo del trabajo que estás haciendo”.

De los 2.272 puestos del mir aún vacantes, 1.848 corresponden a medicina de familia; El proceso finaliza el jueves

Roberto Pinto espera poder dedicarse a trabajar pensando en sus pacientes y no en sus condiciones laborales: “Conocer gente, que hablen de mí como su médico”. “Yo animaría a los que aún están indecisos a que vayan a la primaria, aunque lo importante es ser buen médico elijan lo que elijan”.

El dinero no es un problema.

Si en el conjunto de España se han adjudicado el 26% de las plazas mir de medicina de familia, en Cataluña se han cubierto el 24% (89 plazas) de la oferta. Esto, a pesar de los importantes incentivos que la Generalitat ha decidido ofrecer a los residentes en esta especialidad. Los R1, que reciben algo menos de 20.000 euros brutos al año (complementos, como guardias, aparte) tienen un extra de 5.000 euros (área metropolitana), 7.000 (Barcelona fuera del área metropolitana) o 9.000 (resto de Cataluña). Tras la residencia, según el convenio del ICS, un médico especialista en un centro hospitalario parte con un sueldo de 46.766 euros anuales (sin complementos extraordinarios) y un médico de familia pasa de 48.294 (urbano) a 53.954 euros anuales (cobertura rural difícil) , accesorios y guardas independientes. “Un médico de familia cobra más que los de otras especialidades. La gente no deja de formar familias por el concepto de remuneración. Otra cosa es que en tu imaginación pienses que en determinadas especialidades vas a ganar más, pero nunca en el sector público sino en el privado”, explica David Arribas. “Debería estar en lo más alto de las especialidades elegidas, pero la gente conoce el sufrimiento de las personas que trabajan en ella”.