Señor, ¡sálvanos!

En los tiempos en que vivimos es muy necesaria la solidez espiritual de los cristianos que forman comunidades eclesiales. En un tiempo de fragmentación del conocimiento, dispersión existencial, precariedad en las relaciones personales y, además, …


En los tiempos en que vivimos es muy necesaria la solidez espiritual de los cristianos que forman comunidades eclesiales. En un tiempo de fragmentación del conocimiento, dispersión existencial, precariedad en las relaciones personales y, además, convivencia con hechos absolutamente desconcertantes para la vida misma de la Iglesia, sólo una vida espiritual firme puede salvarnos del naufragio. La liturgia del Viernes Santo utiliza la imagen del naufragio para indicar el valor redentor de la cruz de Jesús. Sin el Evangelio nos hundiríamos y, como Pedro, tendríamos que exclamar: “¡Señor, sálvame!” (Mt 14:30).

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